Aunque la otrora noble, respetada, querida y confiable ORGANIZACIÓN DE LAS NACIONES UNIDAS – ONU tuvo un origen bien intencionado y un propósito claramente establecido, por alejarse de su objetivo fundacional y en cambio haberse convertido en una sucia, temida, despreciada y nefasta cloaca de la criminal izquierda globalista, las naciones prósperas, independientes, autónomas y con Estado de Derecho vigente deben retirarse de ella para que desaparezca por sustracción de materia.
Tanto por su abierta, declarada y probada complicidad para con los mayores violadores de Derechos Humanos en la historia reciente de la humanidad, así como por su cada vez más evidente y enfermizo propósito de imponer un “gobierno mundial”, esta anquilosada, sobredimensionada y parasitaria bestia burocrática izquierdosa cooptada por la criminalidad internacional debe perder toda posibilidad de influencia y de inherencia en naciones independientes y autónomas. No se puede ni se debe seguir considerando como legítimo ni como confiable un ente como la ONU que pretende eliminar las identidades nacionales, que quiere destruir las economías prósperas, que anhela restringir las libertades individuales, que sueña con reducir la población mundial, y que además ambiciona negar las inocultables diferencias biológicas de todo tipo que existen entre los seres humanos. Este degenerado engendro se ha convertido en una amenaza para la especie humana.
Recordemos el origen de la ONU. El atroz, infame y nunca visto delirante proceder genocida que desde 1935 y hasta 1945 se ejecutó en la Alemania Nacionalsocialista Obrera – Nazi de manera sistemática, intencionada, consciente y pública contra otros seres humanos, marcó el fin de un ciclo en el que la civilización descendió a su punto más bajo y ruin en lo que al desprecio por la vida, por el sufrimiento, y por los derechos de sus semejantes respecta. Aunque la Primera Gran Guerra – IWW (1914 – 1918) inquietó sobremanera a la humanidad por los niveles de barbarie desplegados contra los miembros de ejércitos enemigos, el TERRORISMO DE ESTADO promovido y ejecutado por la Alemania Nacionalsocialista Obrera – Nazi durante la Segunda Gran Guerra – IIWW rebasó todo lo anterior por los niveles de salvajismo y brutalidad a que se descendió no solo contra tropas y ciudadanos de naciones enemigas, sino también contra indefensos, inocentes y desarmados ciudadanos miembros de su población civil.
Para evitar que a futuro los Derechos Humanos fuesen violados de manera tan atroz, continuada, en un marco institucional que legalizaba y legitimaba esas infamias, y además con el propósito de evitar que en adelante los responsables de estas violaciones a los Derechos Humanos quedaran impunes, a partir de 1945 la humanidad estableció y definió claramente las conductas violatorias de los Derechos Humanos que en adelante serían consideradas DELITOS ATROCES, CRIMENES DE LESA HUMANIDAD, GENOCIDIO, CRÍMENES DE GUERRA, e INFRACCIONES GRAVES. También se estableció de manera tajante e inmodificable, que ninguna de esas conductas podría ser jamás sujeta a amnistías, indultos, o perdón alguno, y que jamás habría límite en el tiempo para castigar a los responsables (principio jurídico de la imprescriptibilidad).
Con el objeto de garantizar se cumpliera con lo propuesto, la humanidad redactó, creó, promulgó y aplicó a partir de 1945, entre otros instrumentos jurídicos internacionales y entidades multinacionales, el “ius cogens” (Derecho de Gentes) – Jurisdicción Universal, el Estatuto del Tribunal Militar Internacional de Nuremberg, la Organización de las Naciones Unidas (ONU), la Declaración Universal de los Derechos Humanos, la Convención para la Prevención y la Sanción del Delito de Genocidio, y los cuatro (IV) Convenios de Ginebra. Así fue como se sentaron las bases del Derecho Internacional Humanitario – DIH después de la Segunda Gran Guerra – IIWW, y desde entonces la humanidad ha proclamado otras decenas de instrumentos para la defensa de los Derechos Humanos.
Infortunadamente para la humanidad, en la actualidad el respeto básico y mínimo por los Derechos Humanos a nivel mundial es nulo, y eso que la ONU fue constituida con el único propósito de velar por ellos y de garantizar no se volvieran a cometer atrocidades semejantes con absoluta impunidad. Para adicional vergüenza y justificación de su desaparición, la ONU se ha convertido en una desprestigiada cloaca de la izquierda criminal con delirantes anhelos de gobernanza totalitaria a nivel global. Incontrovertible prueba de como la criminal izquierda globalista está controlando este engendro es que de las 197 naciones miembros de la Asamblea General de la ONU, tan solo 84 naciones pueden considerarse Estados de Derecho con libertades individuales plenas y vigentes, es decir, tan solo el 47%. Si lo anterior no es suficiente prueba del fracaso de la ONU en su propósito fundacional, resulta que de las 47 naciones miembros del Consejo de Derechos Humanos de la ONU, tan solo 13 naciones pueden considerarse Estados de Derecho con libertades individuales plenas y vigentes, es decir, menos del 30% de sus miembros… ¡Mejor dicho, se corrompió la sal!
Por esto no sorprende, y además alegra sobremanera, que cuando ya tan solo restan cuatro años del plazo de 15 años inicialmente establecido por la ONU para “cumplir” con sus enfermizos propósitos de dominación y gobernanza global lanzados en el año 2015 y denominados AGENDA 2030, tan sólo 28 de las 169 metas que contienen los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de la AGENDA 2030 están “en camino de conseguirse”; Cuando la izquierda dice que algo está “en camino de conseguirse”, quiere decir que ni se ha logrado ni se logrará… En resumidas cuentas y para fortuna de la humanidad, con respecto a la tal AGENDA 2030 a la ONU tan solo le queda el 33% del tiempo pactado para “ejecutar” el 83% de lo que se había propuesto.
Ahora bien, hablar, señalar, opinar y criticar es fácil y por eso hay tantos ocupándose de esto, en cambio hacer algo contra aquello a lo que se critica no es tan común. Me explico, y para ello debo remitirme a otro antecedente histórico. El 20 de Noviembre de 1945, es decir seis meses y medio después que la Alemania Nacionalsocialista Obrera – Nazi fuese derrotada, se dio inicio al juicio, condena y posterior ejecución contra la cúpula alemana. El TRIBUNAL MILITAR INTERNACIONAL DE NUREMBERG imputó por primera vez a los acusados (24 personas y 7 organizaciones nazis) los cargos de CRÍMENES CONTRA LA PAZ, CRÍMENES DE GUERRA, y CRÍMENES CONTRA LA HUMANIDAD. Es importante resaltar que ante la atrocidad de las conductas criminales desplegadas por la Alemania Nacionalsocialista Obrera – Nazi, la humanidad debió tipificar estas conductas y sentar severo precedente para evitar se repitiesen. En consecuencia y como es de conocimiento de la ONU, he querellado ante las autoridades judiciales de algunas naciones del planeta radicando ante ellas una muy sólida y completa DENUNCIA PENAL INTERNACIONAL (DPI) contra el usurpador de la Presidencia de Colombia Gustavo Francisco Petro Urrego, peligroso sujeto quien ostenta la comprometida condición jurídica internacional de ser un hasta ahora impune criminal responsable de cometer CRIMENES CONTRA LA PAZ, CRIMENES DE GUERRA, CRÍMENES CONTRA LA HUMANIDAD, y GENOCIDIO. Insisto, aunque esta inocultable e insaneable comprometida condición jurídica internacional de Petro Urrego es de conocimiento de la ONU, poco les importa por cuanto este engendro ha apoyado de manera incondicional y a lo largo de las últimas siete (7) décadas, a absolutamente todas las pandillas y regímenes de narcoparamilitares de las izquierdas colombiana e Iberoamericana. Lo anterior no obstante y que sus protegidos son todos unos hasta ahora impunes responsables de cometer las siguientes atrocidades:
- CRIMENES CONTRA LA PAZ – “Planificar, preparar, iniciar o desarrollar una guerra de agresión o de una guerra en violación de tratados internacionales, acuerdos, o pactos”.
- CRIMENES DE GUERRA – “A saber, violaciones de las leyes o usos de la guerra. En dichas violaciones se incluye el asesinato, los malos tratos o la deportación para realizar trabajos forzados o para otros objetivos en relación con la población civil de un territorio ocupado o en dicho territorio, el asesinato o malos tratos a prisioneros de guerra o a personas en alta mar, el asesinato de rehenes, el robo de bienes públicos o privados, la destrucción sin sentido de ciudades o pueblos, o la devastación no justificada por la necesidad militar, sin quedar las mismas limitadas a estos crímenes;”
- CRIMENES CONTRA LA HUMANIDAD – “A saber, el asesinato, la exterminación, esclavización, deportación y otros actos inhumanos cometidos contra población civil antes de la guerra o durante la misma; la persecución por motivos políticos, raciales o religiosos en ejecución de aquellos crímenes que sean competencia del Tribunal o en relación con los mismos, constituyan o no una vulneración de la legislación interna de país donde se perpetraron. Aquellos que lideren, organicen, inciten a la formulación de un plan común o conspiración para la ejecución de los delitos anteriormente mencionados, así como los cómplices que participen en dicha formulación o ejecución, serán responsables de todos los actos realizados por las personas que sea en ejecución de dicho plan.”
- GENOCIDIO – “a) Matanza de miembros del grupo; b) Lesión grave a la integridad física o mental de los miembros del grupo; c) Sometimiento intencional del grupo a condiciones de existencia que hayan de acarrear su destrucción física, total o parcial; d) Medidas destinadas a impedir los nacimientos en el seno del grupo; e) Traslado por fuerza de niños del grupo a otro.”
Ahora, casi un siglo después de haberse cometido las mayores barbaridades y atrocidades por parte de la Alemania Nacionalsocialista Obrera – Nazi, infamias todas que obligaron a la humanidad a crear la ONU, se hace intolerable y asqueante que este organismo multilateral sea cómplice y alcahuete de la impunidad con que hasta ahora se ha cobijado a Gustavo Francisco Petro Urrego y a todo lo que este abyecto sujeto representa, no obstante y que por acción directa, continuada, e intencional, este individuo ha estado incurso, y sigue cometiendo pero ahora como TERRORISMO DE ESTADO, exactamente las mismas conductas criminales atroces cometidas por sus hermanos mayores, los nazis de la Alemania Nacionalsocialista Obrera… Esto no tiene perdón ni justificación. No más ONU.
Hay más hechos para soportar mi enérgico pronunciamiento para que la ONU desaparezca. Resulta que la este corrompido y degenerado organismo multilateral no se ha limitado a ser sólo cómplice y protector de los perores criminales de la historia reciente de la humanidad. En las hermanas Repúblicas de Colombia y de Guatemala hemos sido, y estamos siendo, víctimas de violaciones a los Derechos Humanos fundamentales universalmente proclamados en 1948, en especial el derecho al DEBIDO PROCESO, por parte de la ONU y de sus protegidos camaradas a quienes nombra dignatarios.
Por el reciente proceder que pasaré a exponer líneas adelante, la ONU corrobora que se ha puesto al otro lado de la LEY, que se ha acomodado en la orilla opuesta de la VERDAD, y que está cada vez más cómoda en un extremo diferente al de la JUSTICIA. De manera ya no solo cómplice sino además inmiscuyéndose de manera directa y protagonista en los asuntos internos de naciones independientes y soberanas, este otrora respetado organismo multilateral viene desde hace décadas intentando no solo beneficiar con infame impunidad y vergonzosa legitimidad a las criminales izquierdas narcoparamilitares colombiana e Iberoamericana y a todas sus redes de apoyo, sino también buscando castigar a todos aquellos valientes y honorables uniformados de las Fuerzas Públicas y ciudadanos quienes les han enfrentado y vencido. Esto tampoco es una opinión.
La ”Convención Americana sobre Derechos Humanos”, también conocida como el ”Pacto de San José”, fue suscrita el 22 de Noviembre de 1969 en Costa Rica, y entró en vigencia el 18 de Julio de 1978. Esta Convención fue incorporada al ordenamiento legal de Guatemala mediante el Acuerdo Gubernativo No. 123-87 del 20 de Febrero de 1987. En Colombia, la vigencia de esta Convención fue aprobada y ratificada por el Congreso de Colombia mediante la Ley 16 del 30 de Diciembre de 1972. Es decir que en las hermanas Repúblicas de Guatemala y de Colombia, es Ley lo establecido por esta Convención.
El CAPITULO II de la Convención Americana sobre Derechos Humanos”, que repito, es Ley en Guatemala y en Colombia, se ocupa de los Derechos Civiles y Políticos. En su Artículo 8 esta Convención establece las garantías judiciales. Por asuntos de espacio, en esta columna de opinión tan solo me referiré al numeral 1 de este Artículo, así como al literal h del numeral 2 de este mismo Artículo, los cuales establecen lo siguiente:
ARTÍCULO 8. Garantías Judiciales
- Toda persona tiene derecho a ser oída, con las debidas garantías y dentro de un plazo razonable, por un juez o tribunal competente, independiente e imparcial, establecido con anterioridad por la ley, en la sustanciación de cualquier acusación penal formulada contra ella, o para la determinación de sus derechos y obligaciones de orden civil, laboral, fiscal o de cualquier otro carácter.
-
Toda persona inculpada de delito tiene derecho a que se presuma su inocencia mientras no se establezca legalmente su culpabilidad. Durante el proceso, toda persona tiene derecho, en plena igualdad, a las siguientes garantías mínimas:
(…)
h) derecho de recurrir del fallo ante juez o tribunal superior.
(…)
Con el infame amparo y desvergonzada complicidad de la ONU, de manera ilegal y en tan flagrante como inmoral desafío e incumplimiento tanto de la Convención Americana de Derechos Humanos – Pacto de San José, como del Derecho Internacional Humanitario (DIH), y en flagrante violación de la institucionalidad, de la autonomía y de la soberanía de Guatemala y de Colombia, desde la ONU se nos impusieron unos engendros jurídicos denominados CICIG (Comisión Internacional contra la Impunidad en Guatemala) y JEP (Jurisdicción Especial para la Paz) en Colombia.
La tal CICIG fue inventada e impuesta en Guatemala por la ONU el 12 de Diciembre del 2006, en tanto que la tal JEP fue implantada en Colombia, también con la anuencia y complicidad de la ONU, a partir del mes de Marzo del 2017 muy a pesar de haber sido rechazada por los ciudadanos de bien en un plebiscito realizado el 02 de Octubre del 2016. Entonces, haciendo a un lado cualquier opinión y relato y en estricto apego a los datos, a los hechos, y al Derecho Internacional Humanitario (DIH), este par de engendros, así como quienes los hayan promovido y auspiciado, quienes de ellos hayan hecho parte, y cualquier sentencia que estas cosas hayan proferido, no sólo carecen de legitimidad, sino que además están incursos, todos, en gravísimas violaciones a los derechos humanos.
Afirmo y denuncio con contundencia y de manera pública lo anterior por cuanto, repito, conforme a los apartes de la Convención Americana de Derechos Humanos transcritos líneas atrás, y también de acuerdo con el Derecho Internacional Humanitario (DIH) del cual hace parte integral esta Convención, estos dos engendros jurídicos son ilegítimos e ilegales desde su concepción, nunca dieron garantías judiciales a sus víctimas, y son violadores de Derechos Humanos por, entre muchas otras razones, las siguientes:
- Violan el ordenamiento jurídico de Guatemala y de Colombia.
- Usurparon de manera simultánea y sin tener competencia constitucional para ello, las funciones de Denunciantes, de Fiscales, de Investigadores Judiciales, de Primera Instancia, de Jueces, de Jurado, de Ombudsman, de Procuradores de los Derechos Humanos, de Defensoría del Pueblo, y de Última Instancia… ¡Todo en uno!
- Fueron creados con posterioridad a sucedidas las conductas que juzgarían, y nunca fueron un tribunal competente establecido con anterioridad a los mecanismos, no leyes, que los crearon.
- Carecen de competencias, de independencia y de imparcialidad por cuanto de ellos hicieron y hacen parte sujetos de manifiesto y probado sesgo ideológico de izquierda, sujetos simpatizantes con la izquierda criminal, y sujetos que incluso han servido como defensores, encubridores y hasta cómplices de aún impunes CRIMINALES DE LESA HUMANIDAD.
- Se crearon para ser única instancia, es decir, palabra de Dios, vulnerando de esta manera a todas sus víctimas la garantía mínima procesal de poder recurrir sus bastardos pronunciamientos ante juez o tribunal superior.
Desde hace décadas que la ONU, además de no velar por el respeto de los Derechos Humanos, nada hace para perseguir y castigar a los responsables de violarlos. En cambio, parece haberse convertido en un infame custodio, promotor, y garante de impunidad para los narcoparamilitares transnacionales de la izquierda criminal y para sus cómplices. Desde este fortín “multilateral” se ha venido implementando una nueva estrategia criminal para favorecer a regímenes totalitarios de todo el planeta, estrategia criminal totalitaria que podría denominarse Terrorismo de Estado Multilateral. ¿Cómo se evidencia esta nueva y macabra forma de combinar todas las formas de lucha en la que parece estar involucrada la ONU, puntualmente en lo que tiene que ver con Iberoamérica? Entre otras muchas razones, por las siguientes infamias:
- Por el aval que le dieron en el 2016 al acuerdo de impunidad para las derrotadas farc de Colombia no obstante y que estos infames tienen a su criminal haber, entre muchas otras barbaridades, el reclutamiento forzado, la esclavización, la violación, la instrumentalización para el terrorismo, y el asesinato de no menos de 18,677 infantes y menores de edad,
- Porque tras 65 años de infamia y violaciones a los Derechos Humanos no se ha procedido contra el régimen cubano,
- Porque tras 25 años de abusos y violaciones a los Derechos Humanos no se ha procedido contra los encomenderos cubanos en su colonia Venezuela,
- Porque tras 16 años de abusos y violaciones a los Derechos Humanos, no se ha hecho nada contra el narcorégimen nicaragüense.
Por todo lo antes expuesto, y denunciado, es que me alegra mucho, me parece positivo, y me encanta saber que ese corrompido y criminal organismo multilateral denominado ONU, además de no haber logrado imponer su tal AGENDA 2030, tiene sus días contados.
¿Acaso en la cabeza de quien cabe que semejante engendro tan criminal y corrupto como la ONU, que intencionalmente no respeta los Derechos Humanos de nadie, excepto de sus camaradas criminales, tenga legitimidad y capacidad alguna para constituirse en un gobierno mundial? Hasta donde tengo conocimiento, en ningún momento los ciudadanos de bien (ni criminales ni cómplices de criminales) de naciones libres, autónomas, independientes y con un Estado de Derecho vigente, hemos renunciado a nuestras libertades individuales, a conocer nuestro pasado, a decidir nuestro presente, a forjar nuestro futuro, a orgullosamente disfrutar de nuestra cultura, y a seguir enriqueciéndonos con nuestra diversidad y nuestros talentos, para entregarnos a los caprichos, a la voluntad y a los antojos de un reducidísimo número de criminales, delirantes, corrompidos e improductivos burócratas de la izquierda globalista sin talento, capacidad ni habilidad alguna conocida.
Nuestras naciones, como nosotros sus ciudadanos, somos proyectos imperfectos e inconclusos en constante evolución y crecimiento movidos por un infinito anhelo por corregir nuestros defectos y por mejorar, y reconocemos estar en las mejores manos cuando estamos en nuestras propias manos. Seremos las naciones quienes, ayudándonos las unas a las otras, seguiremos en nuestro comprometido empeño por acabar con la pobreza y con el hambre, por defender todas las formas de vida, por lograr que todos nuestro semejantes tengan salud, bienestar, agua limpia, saneamiento, educación, trabajo y sostenibilidad, porque nuestras sociedades sean productivas y consuman de manera responsable, porque la LEY, la VERDAD, la JUSTICIA y la PAZ prevalezcan gracias a unas instituciones cada vez más sólidas, porque nuestras diferencias en todo sentido, incluido el género, sean ventajas, por contaminar cada vez menos, por generar crecimiento económico promoviendo la industria, la innovación y la infraestructura, por reducir las desigualdades económicas entre nosotros, y por vivir en armonía con nuestro planeta.
Así como lo hemos venido haciendo desde hace siglos y cada vez con más éxito, de todo esto y de los demás desafíos que lleguen a presentársenos como especie, nos encargaremos como naciones. Ojalá el fracaso de la AGENDA 2030 marque el inicio del fin de la ONU. A ese engendro no se le cree, no se le quiere, y ha probado no merecer confianza alguna.