México se tambalea al filo del abismo. El gobierno de Claudia Sheinbaum, apenas iniciado, muestra signos de una fragilidad estructural que apunta a un colapso inevitable antes del fin de su sexenio en 2030. Sus políticas erráticas en seguridad, economía y relaciones exteriores, junto con una gestión carente de visión, han socavado su autoridad a un ritmo vertiginoso. En este vacío emerge Eduardo Verástegui con su “Plan ¡Viva México!”, respaldado por el Movimiento Viva México, formalizado como partido político en febrero de 2025. Este análisis detalla por qué el régimen de Sheinbaum está condenado por sus propios errores y cómo Verástegui se posiciona como una alternativa viable con implicaciones para México y Estados Unidos.
Seguridad: Un narcoestado en gestación
La estrategia de “abrazos, no balazos” ha resultado catastrófica. El descubrimiento de una fosa clandestina en Teuchitlán, Jalisco, este mes (Reuters, 18 de marzo), refleja la pérdida de control frente a los cárteles. Con más de 100,000 desaparecidos y el fentanilo fluyendo hacia EE.UU., México se desliza hacia un narcoestado, comprometiendo la seguridad regional. Sheinbaum carece de una respuesta efectiva, proyectando debilidad. Verástegui propone una política de mano dura: fortalecer las fuerzas de seguridad y cooperar con EE.UU. para desarticular el crimen organizado. Sin un cambio drástico, esta crisis podría ser el detonante que termine con su gobierno.
Economía: Estancamiento y vulnerabilidad externa
El modelo estatista de Sheinbaum, influenciado por el Grupo Puebla y China, está hundiendo a México. Los aranceles de la administración Trump han golpeado la economía, con el Banco de México ajustando su pronóstico de crecimiento a un 0.6% para 2025 (Reuters, 11 de marzo). La obsesión con PEMEX y la falta de incentivos a la inversión privada agravan una dependencia crítica de EE.UU., como ilustra nuestro artículo “Tres días de gasolina”. Verástegui plantea una solución: libre mercado, desregulación y atracción de capital extranjero para revitalizar el crecimiento. El estancamiento actual podría desencadenar una revuelta económica que Sheinbaum no resistirá.
Relaciones Internacionales: Un aislamiento costoso
Sheinbaum ha priorizado alianzas con China, los BRICS y el Foro de São Paulo, alejándose de Estados Unidos, su principal socio comercial. Esta apuesta la ha dejado sin una estrategia sólida para negociar con Washington, aislando a México en un momento crítico. Verástegui ofrece una visión distinta: una alianza estratégica con EE.UU., enfocada en comercio y seguridad compartida, para reposicionar al país en el escenario global. El costo de este aislamiento podría acelerar el desplome del gobierno actual.
Corrupción: La fachada se desmorona
Pese a su retórica de austeridad, Sheinbaum no ha tocado las redes de corrupción sistémica. La opacidad y el clientelismo persisten, erosionando la confianza ciudadana y alimentando la percepción de un régimen estancado en vicios del pasado. Verástegui promete transparencia y castigo a los corruptos, un mensaje que cala en una sociedad harta de simulaciones. Un escándalo significativo —cada vez más probable— podría fracturar la base de Morena y precipitar su caída.
Vida y Familia: Polarización innecesaria
La promoción de agendas progresistas, como el aborto, ha generado resistencia en sectores conservadores clave. Verástegui aprovecha este descontento con una plataforma que defiende la vida y la familia (Infobae, 9 de marzo), consolidando apoyo en regiones estratégicas. Aunque no es el factor decisivo, esta grieta ideológica refuerza la imagen de un gobierno desconectado.
Pobreza: Dependencia perpetua
Las políticas asistencialistas de Sheinbaum mantienen a millones en la pobreza, sin ofrecer soluciones estructurales. Verástegui propone empleo y educación como motores de movilidad social, contrastando con un populismo que solo genera dependencia. El creciente malestar entre los sectores más vulnerables podría traducirse en disturbios que el gobierno no está equipado para contener.
El colapso inminente y la alternativa
El régimen de Sheinbaum es insostenible. Sus fallas en seguridad, economía y diplomacia, sumadas a una gestión débil, la han colocado al borde del precipicio. Verástegui lo ha dicho sin rodeos: “No creo que termine el sexenio” (Infobae, 16 de marzo), y las evidencias lo respaldan. Las elecciones intermedias de 2027, o incluso un levantamiento previo, podrían marcar su fin.
El “Plan ¡Viva México!” surge como una opción concreta: libertad económica, seguridad y valores tradicionales. Para EE.UU., un México estable bajo esta visión sería un aliado vital contra el crimen y la inestabilidad. Sheinbaum no tiene margen para corregir el rumbo; su caída es cuestión de tiempo. Verástegui está listo para llenar el vacío.
México no puede permitirse más errores, y Sheinbaum los acumula a un ritmo letal. Su gobierno está condenado a colapsar por su propia ineptitud, abriendo la puerta a un cambio radical. El “Plan ¡Viva México!” ofrece una hoja de ruta para evitar el desastre. Para mexicanos y americanos afectados por esta crisis, el mensaje es claro: el tiempo de actuar es ahora.
Libertarian Times continuará siguiendo esta situación crítica.