Introducción
Desde 2014, Europa ha mostrado una alarmante incapacidad para disuadir amenazas reales a su integridad territorial e intereses, especialmente tras la anexión de Crimea por parte de Rusia. Este acto se llevó a cabo mediante una “operación especial” que incluyó el uso de “hombres verdes”, fuerzas especiales rusas que, aunque no se identificaron oficialmente, evidenciaron su origen. Esta acción no solo desafió el derecho internacional, sino que también resaltó la vulnerabilidad de Europa ante tácticas de guerra híbrida, donde la desinformación y la intervención encubierta son herramientas clave.
La situación se agravó drásticamente en febrero de 2022, cuando Rusia lanzó una invasión a gran escala de Ucrania, marcando un punto de inflexión en la seguridad europea. Este conflicto no solo ha sido una agresión militar directa, sino también un ataque a los principios fundamentales de soberanía y autodeterminación. Las fuerzas rusas han llevado a cabo bombardeos indiscriminados, ataques a infraestructuras civiles y una campaña de desinformación destinada a socavar la resistencia ucraniana y dividir la opinión pública en Occidente.
La invasión ha provocado una crisis humanitaria sin precedentes, desplazando a millones de ucranianos y generando un flujo masivo de refugiados hacia países europeos. Las acciones de Rusia han puesto de manifiesto la dependencia de Europa de la política de defensa de Estados Unidos y su complejo industrial militar. En este contexto, el expresidente Biden reafirmó el compromiso estadounidense con la defensa de Ucrania, aunque se encontraron obstáculos que dificultaron las acciones defensivas de las fuerzas ucranianas.
A raíz de las recientes declaraciones de Donald Trump, el continente europeo ha comenzado a esbozar una nueva estrategia conocida como “puercoespín”.
Orígenes de la Dependencia Norteamericana
La dependencia militar de Europa respecto a Estados Unidos se remonta a finales de la Segunda Guerra Mundial, en un contexto marcado por la amenaza soviética. En este marco, Estados Unidos estableció una serie de alianzas militares para disuadir el expansionismo comunista.
La OTAN (Organización del Tratado del Atlántico Norte) fue creada con este objetivo, y su célebre Artículo 5 es un pilar fundamental de la seguridad europea. Este artículo establece que un ataque contra un miembro se considera un ataque contra todos, lo que implica una dependencia crítica de la capacidad militar de Estados Unidos.
Esta dependencia se manifiesta en la presencia de bases militares estadounidenses en Europa y el despliegue de armas nucleares en estas instalaciones. Según un artículo de The New York Times, hay aproximadamente 35,000 tropas estadounidenses estacionadas en Europa, siendo la Base Aérea de Ramstein, ubicada en Alemania, el centro logístico más importante para las operaciones de la OTAN y de las Fuerzas Armadas de Estados Unidos en Europa.
Muchos países europeos han sido criticados por no alcanzar el objetivo del 2% del PIB en gastos de defensa, lo que incrementa su dependencia de la protección estadounidense. Esta situación llevó a Donald Trump a convertirse en un crítico acérrimo del gasto en defensa europeo durante su primera presidencia (2017-2021). Argumentó que muchos países europeos no cumplían con el objetivo de gastar al menos el 2% de su PIB en defensa, lo que, según él, ponía una carga desproporcionada sobre Estados Unidos. En un artículo de The New York Times, Trump afirmó que “los Estados Unidos están pagando por la defensa de muchos países que no están pagando lo que deberían” (The New York Times, 2018). En un discurso en Bruselas, Trump declaró: “No podemos seguir siendo el tonto”.
Alemania fue uno de los principales objetivos de sus críticas durante este periodo, especialmente por su gasto en defensa, que estaba por debajo del objetivo de la OTAN. En una rueda de prensa, Trump afirmó que “Alemania está pagando a Rusia miles de millones de dólares” mientras que “los Estados Unidos están protegiendo a Alemania”.
Con la nueva gestión de Trump, el enfoque hacia el gasto en defensa en Europa ha continuado evolucionando, especialmente en el contexto de la guerra en Ucrania, lo que ha llevado a un renovado interés en la defensa colectiva.
La Estrategia de Defensa Puercoespín
La estrategia de defensa “puercoespín” se refiere a una postura defensiva en la que un país mantiene una capacidad militar suficiente para disuadir a posibles agresores, sin buscar una confrontación directa. Debido a la asimetría de fuerzas. Al igual que un puercoespín que se defiende con espinas, esta estrategia prepara al país para protegerse de amenazas.
Es fundamental en esta nueva visión que Ucrania se convierta en el “Estado blindado” o “puercoespín” con capacidad disuasoria ante nuevas ofensivas rusas. Para lograrlo, es necesario que las industrias de defensa europeas establezcan su capacidad de producción en suelo ucraniano. Esto no sólo reduciría los costos logísticos, sino que también facilitaría la reparación y reposición de equipos en el frente de combate.
Ucrania: Actor Clave en Defensa Europea y el Complejo de Defensa de Israel
El presidente de Ucrania, Volodymyr Zelensky, ha mostrado un creciente interés en emular el complejo industrial de defensa de Israel por varias razones clave. En primer lugar, el fortalecimiento de la defensa nacional es esencial. Israel es reconocido por su liderazgo en tecnología militar, siendo pionero en sistemas avanzados de defensa en mar, tierra y aire.
Esta experiencia puede servir de modelo para que Ucrania mejore su capacidad defensiva mediante la innovación tecnológica. Prueba de ello ha sido el desarrollo del misil Neptune, originalmente concebido como medio anti-navío y hoy con capacidad de atacar objetivos terrestres a largas distancias en el interior de Rusia.
En segundo lugar, la independencia militar es un objetivo crucial. La creación de un complejo industrial de defensa en Ucrania permitiría reducir la dependencia de las importaciones de armas, impulsando la producción local de armamento. Un informe de Reuters destaca que Ucrania busca aumentar su capacidad de producción para enfrentar la invasión rusa de manera más efectiva.
Además, el desarrollo económico es otro aspecto fundamental. La industria de defensa puede actuar como un motor de crecimiento económico, por su alto valor agregado y las cadenas de producción necesarias. A su vez, tiene la capacidad de generar empleos en un país que enfrenta desafíos económicos significativos. Según Bloomberg, el desarrollo de este sector no sólo fortalecería la defensa, sino que también contribuiría al bienestar económico de la población.
La cooperación internacional también juega un papel vital. Un sector de defensa robusto podría atraer inversiones y colaboraciones estratégicas. Un análisis de The Atlantic sugiere que la cooperación con aliados occidentales, incluidos Estados Unidos y la OTAN, podría facilitarse mediante un complejo industrial de defensa en expansión (The Atlantic, 2023).
Finalmente, la resiliencia en conflictos es crucial. El modelo israelí permite una rápida adaptación a las amenazas emergentes. Un artículo de Foreign Policy destaca cómo Israel ha demostrado ser ágil en la respuesta a nuevos desafíos de seguridad, un enfoque que Ucrania busca incorporar para fortalecer su posición frente a futuras agresiones.
Conclusión
La transición de Europa hacia una estrategia de defensa “puercoespín” refleja la necesidad urgente de reducir la dependencia de Estados Unidos y fortalecer la capacidad de defensa colectiva. Siendo necesario la adaptación de los sistemas productivos hasta civiles para alcanzar esta nueva visión de defensa.
La experiencia de Ucrania en este contexto es particularmente relevante, ya que la creación de un complejo industrial de defensa robusto no solo mejoraría su seguridad, sino que también podría servir como modelo para otros países europeos. La combinación de innovación tecnológica, producción local y cooperación internacional es fundamental para construir una defensa más autónoma y efectiva. De este modo, Europa puede avanzar hacia una mayor estabilidad y resiliencia frente a las amenazas emergentes, asegurando su integridad territorial y sus intereses estratégicos en el futuro.