En la época en que estalló la inevitable guerra entre Atenas y Esparta, el creciente poder de Atenas despertó en Esparta el temor de perder su hegemonía. Este episodio histórico sirvió de base para el historiador ateniense del siglo V a.C., Tucídides, quien lo relató en su obra Historia de la Guerra del Peloponeso. Con el paso de los siglos, este conflicto dio origen al término “Trampa de Tucídides”, un concepto que describe el enfrentamiento entre una potencia emergente y una dominante. (Tucídides, S. V a.C.)
Esta idea nos remite al realismo político al analizar las condiciones que pueden desencadenar una guerra. Graham Allison, historiador de la Universidad de Harvard, retomó este planteamiento para desarrollar una investigación en la que estudió los intentos de potencias menores por rivalizar con una potencia dominante a lo largo de los últimos quinientos años.
El Proyecto Trampa de Tucídides de Harvard identificó dieciséis casos en los que una gran potencia en ascenso amenazó con desplazar a una gran potencia establecida. Doce de esos dieciséis enfrentamientos terminaron en guerra. En los cuatro casos restantes, donde no hubo conflicto bélico, “la dinámica tucidideana estuvo presente durante el ascenso, en el punto de paridad y después de que una potencia superara a la otra” (Allison, 2017).
La tensión generada por esta rivalidad lleva a que dos gigantes mundiales se enfrenten cada vez con mayor frecuencia en escenarios considerados esenciales para demostrar su poderío. Estos espacios incluyen el comercio, el avance tecnológico, la capacidad energética, la inversión, el desarrollo de armamento y otras variables económicas, como las reservas de oro, emisión y niveles de deuda.
En la actualidad, y desde hace varios años, líderes de países como China y Estados Unidos han prometido convertir a sus naciones en las más grandes del mundo, utilizando consignas que reflejan esta ambición como eje de sus políticas económicas y estratégicas. En este contexto, China representaría a Atenas, mientras que Estados Unidos haría el papel de Esparta. Recordemos que, en la Guerra del Peloponeso, Esparta resultó victoriosa porque Atenas malgastó su capital humano y económico en una desastrosa expedición a Sicilia, financiada por Persia. Mientras tanto, Esparta construyó una poderosa armada y derrotó a los atenienses en Egospótamos en el año 405 a.C. Una historia de estrategias, traiciones y conspiraciones.
Entre las estrategias que Estados Unidos está implementando para recuperar su estabilidad económica, fortalecer su defensa y promover la inversión en capital humano y económico, destacan: en primer lugar, la guerra arancelaria; en segundo lugar, el posible espionaje corporativo y acceso a desarrollar nuevos hitos en el ámbito tecnológico; en tercer lugar, el freno al desarrollo de energías alternativas como contrapeso al uso de combustibles fósiles; y, finalmente, la construcción de alianzas estratégicas con Europa gracias a la inversión en complejos militares industriales para defender su territorio y garantizar el respeto a su autonomía gubernamental.
En el caso de China, el hilo conductor de su comportamiento expansionista se manifiesta en su estrategia de ofrecer dólares a países endeudados con Estados Unidos, a cambio de establecer convenios y acuerdos en áreas clave como la economía, recursos naturales y energía, la infraestructura y tecnología.
Es importante destacar que China ha emitido deuda en dólares utilizando a Arabia Saudita como plataforma. De esta manera, el grupo BRICS interactúa con el sistema del eurodólar, permitiendo que China continúe exportando a gran escala. Este flujo de exportaciones le permite acumular divisas en monedas occidentales, consolidándose como un actor clave en la captación de divisas y ganando relevancia en el sistema del eurodólar.
En la actualidad, China es el mayor tenedor de dólares a nivel mundial, gracias a su masivo volumen de exportaciones. Hace poco más de una década, el gigante asiático era también el mayor tenedor extranjero de deuda estadounidense, con aproximadamente 1,3 billones de dólares en bonos del Tesoro. Sin embargo, esta cifra ha disminuido de manera constante, situándose actualmente en alrededor de 759 mil millones de dólares. La razón principal de esta desinversión es de carácter geopolítico: dada la creciente rivalidad entre China y Estados Unidos, no resulta estratégico para el país asiático financiar directamente a su principal adversario.
De esta manera la trampa de Tucidides se va tejiendo y el conflicto entre Rusia y Ucrania resuelto seria parte de allanar el camino hacia ampliar la visibilidad entre las dos superpotencias y poder medir fuerzas sin intereses intermediarios, así como la capacidad de tener más aliados con recursos ilimitados en varios ejes estratégicos en caso de una guerra.
Bibliografía
- Tucídides, Historia de la Guerra del Peloponeso. Introducción y notas de Francisco Rodríguez, editorial Crítica. España
- Allison, Graham. Destined for War: Can America and China Escape Thucydides’s Trap? Houghton Mifflin Harcourt, 2017