“Del malo”, contestaron en coro las mujeres más jóvenes, cuando el profesor, Eduardo Pastrana, le preguntó a sus alumnas: ¿Ustedes de quién se enamoran? ¿Del bueno o del malo? “Pues esa es la estrategia de las FARC”, concluyó Pastrana, militante de las FARC y el mejor amigo del terrorista Luis Alberto Albán Burbano, alias Marcos Calarcá, en su época de universitario.
El profesor Pastrana lo dijo en el año 2015 cuando todavía no se había firmado el Acuerdo de Paz de Juan Manuel Santos. Hoy, es claro, no se trata solo de una estrategia de las FARC sino que es, y ha sido, la estrategia del Progresismo a nivel global para cautivar a las sociedades más primitivas y trastornadas para poder dominarlas a su antojo.
Preferir al malo, ha sido una realidad desde los tiempos bíblicos como sucede en la parábola del Hijo Pródigo. Los Progresistas, para ir a la fija, se esmeran por ser los más malos. Reclutan en sus filas a los más bellacos. Parece cómo si hiciera el casting en alguna secta satánica o entre los más avanzados de alguna logia secreta.
Genocidas, asesinos, terroristas, convictos, violadores, mafiosos, narcotraficantes, pederastas, traficantes de niños, lavadores de activos, cleptócratas o tiranos golpistas, son los que gobiernan. Salvo contadas excepciones, el mundo está siendo gobernado por hampones, cafres, canallas, elegidos por un pueblo embelesado con tanta maldad.
En Colombia, más de tres millones que votaron por el terrorista Gustavo Petro, están muertos de amor por él. Los miembros de los partidos políticos que pertenecen a la coalición del gobierno, como la abortera, María Fernanda Carrascal, o el modelo de comerciales de televisión, Agmeth Escaf, se refieren a Petro, igual que se tratara de su pareja amada. Hasta, Gustavo Bolívar, le dijo en horario prime en televisión, “yo a Usted lo amo”. Defienden a muerte a su líder, con una vehemencia que va mucho más allá de una simple afinidad política.
El tigre es su amigo y el pato es su enemigo, le dijo la mamá lombriz de tierra a sus pequeños hijos. El concepto del malo es relativo. Los malos para el Progresismo, son fácilmente identificables en un mundo gobernado por los más malos.
Los malos, son los que ellos perciben como una amenaza para lograr sus objetivos de dominación total. Lo curioso es que, de estos malos, para ellos, no se enamoran, por el contrario, los odian. Una excepción a la hibristofilia que padecen.
El presidente Nayib Bukele es malo, por meter a la cárcel a los asesinos y defender los derechos humanos del pueblo salvadoreño. El presidente Vladimir Putin es malo por haber liberado a varios cientos de niños que permanecían secuestrados en Ucrania.
El presidente Milei es malo, por haber acabado con la estructura mafiosa del Cártel de Los Kirchner, dedicada al saqueo sistemático de las arcas públicas de Argentina que llevó a la sociedad argentina a la miseria absoluta. A Milei, lo odian, también, por haber sacado de la miseria a 10,000,000 de argentinos, destruyendo para siempre, la narrativa del nacional socialismo obrero argentino que necesitaba de la condición permanente de crisis, tragedia y miseria, para poder implementar su política de dominio y control sobre la sociedad.
En Argentina, un gánster y una influencer que maneja una sospechosa fortuna que cualquier empresario argentino envidiaría, es la pareja más amada de toda la nación. Amor que solo es superado por el profesado a los miembros del Cártel de los Kirchner.
Viviana Canosa, es la mala, porque denunció en los tribunales federales argentinos de Comodoro Py, una red de pedófilos que mencionó a algunos famosos de la farándula local que, además, supongo, estaría involucrada en la desaparición de niños como Loan y Lian. Mientras que Jorge Rial, es un héroe nacional argentino, porque su hija es una ladrona profesional que utiliza a su nieta (la de Rial) para delinquir sin levantar sospechas y para no ser recluida en prisión.
Los miembros del Foro de Madrid son malos porque pidieron anular el resultado fraudulento de las elecciones presidenciales de Colombia en el año 2022, con base a las múltiples pruebas que se han encontrado en España, que destaparon los fraudes electorales que ha patrocinado INDRA en Iberoamérica.
Alvise Pérez en España y Daniel Briceño en Colombia, son un par de malos, perversos, por dejar al descubierto toda la trama asquerosa de corrupción que involucra a los gobiernos de un par de forajidos como Pedro Sánchez y Gustavo Petro.
En una rara mezcla entre hibristofilia y necrofilia, la veneración a la muertos, a la muerte, a la profanación de las tumbas y el culto a las momias, incluida la de Eva Perón, no es una coincidencia.
Hoy, muchos, siguen adorando y venerando a los más malos. Francisco Largo Caballero, un genocida abominable; Juan Domingo Perón, un pedófilo dictador nazi; Fidel Castro y Ernesto “El Che” Guevara, un par de asesinos homofóbicos, siguen siendo objeto de culto.
De un par de candidatos a la presidencia de Colombia, en el año 2022, le oí a varios afirmar que eran los mejores pero no votaban por ellos porque eran “muy buenos” y “les faltaba mucho”. Supongo, les faltaba, saquear el erario público, perpetrar un par de masacres, acondicionar tres carros bomba, violar a 5 niños y raptar a otros 100 niños, para poder ser elegibles en medio de una sociedad trastornada.
En España, a pesar del desastre económico y social causado por Pedro Sánchez, del Partido Socialista Obrero Español (PSOE), los españoles, no quieren que Sánchez se vaya, jamás, de La Moncloa. Los argentinos, también, quieren que la condenada, Cristina Fernández de Kirchner, no se vaya nunca del poder y que mantenga el legado de Juan Domingo Perón, el dictador nazi desalmado que logró convertir a la rica nación argentina, en un pueblo miserable. En España y en Argentina, aman a los más malos.
El amor por los más malos, no se acabó con la muerte de Pablo Escobar. Ahora es peor, con el agravante que la mayoría de los jóvenes colombianos son los que padecen esa parafilia. El amor es ciego.
No utilizo el prefijo “ex” porque un veterano periodista me enseñó que los ex no existen. No hay ex terroristas, no hay ex violadores, no hay ex convictos y no hay ex putas, me dijo.