En las legislaturas argentinas se libra una batalla cultural clave que enfrenta a Javier Milei y su espacio político, La Libertad Avanza, contra representantes del statu quo como Leandro Santoro y Silvia Lospennato. Con su discurso de la “motosierra” y una agenda liberal, Milei impulsa un recorte del gasto público, la reducción del Estado y la defensa de la libertad individual. Figuras como Karina Milei y Manuel Adorni lideran esta transformación desde la narrativa y la estrategia política.
Esta confrontación trasciende la Ciudad de Buenos Aires: se trata de un choque de visiones sobre el modelo económico, el rol del Estado y el futuro del país. Mientras Milei impulsa un cambio de raíz, sus opositores apuestan por mantener estructuras estatales y defienden el modelo de intervención pública.
La Libertad Avanza ha declarado una guerra cultural contra “la casta política”, planteando reformas profundas que buscan desarticular privilegios y reconfigurar el mapa ideológico del país. Sin embargo, el gobierno nacional enfrenta trabas en el Congreso, donde el peronismo mantiene influencia, y en las provincias, donde la disputa de poder sigue dividida en tercios, como ocurrió en Santa Fe.
Entre el discurso libertario y la demagogia populista
La narrativa libertaria creció en base al rechazo al populismo y a la promesa de liberar a los ciudadanos del peso del Estado. Javier Milei capitaliza el descontento social con una propuesta disruptiva: achicar el Estado, eliminar privilegios y devolverle protagonismo al individuo en la economía.
Una victoria legislativa en CABA sería simbólica: demostraría que el PRO ya no representa los valores republicanos y anti-populistas que antes proclamaba, y que Milei pasó a ocupar ese espacio con legitimidad renovada.
Pese a su potencia discursiva y su éxito en redes sociales, el oficialismo debe enfrentarse diariamente a una estructura institucional que no se desmantela solo con slogans. El peronismo conserva el control de espacios clave como el Congreso, las gobernaciones, los sindicatos y los movimientos sociales. Esto le permite resistir avances como la Ley Ómnibus o el DNU de desregulación económica.
Santoro, por ejemplo, votó en contra del proyecto de Ficha Limpia, revelando una contradicción entre la bandera de la justicia social y la búsqueda de impunidad. En su campaña, hizo un vídeo donde desmontó una motosierra como símbolo de rechazo a las reformas de Milei, reforzando el apego peronista al estatismo y a una visión que asocia el progreso con la expropiación y la redistribución, más que con la eficiencia y el mérito.
El PRO y su retroceso en su bastión histórico
Aunque en un inicio se concretó una alianza entre Milei y el PRO, con Mauricio Macri como figura clave, las diferencias estratégicas y las tensiones internas debilitaron esa sociedad. Macri respaldó a Lospennato, generando fricciones que recuerdan su errático apoyo en las elecciones presidenciales de 2023.
El PRO atraviesa una crisis de identidad, sin liderazgo claro ni vocación de renovación, lo que favorece el avance de La Libertad Avanza en territorios donde antes reinaban los amarillos.
Necesidad de victorias legislativas para avanzar con las reformas
A pesar de los obstáculos, el gobierno libertario ha impulsado medidas que marcan un giro significativo en la política económica de la Argentina. Entre los logros destacan la reducción del gasto público, desregulaciones para incentivar el consumo y la apertura de debates clave sobre la autonomía del Banco Central y una reforma tributaria integral.
Estas iniciativas buscan romper con décadas de intervencionismo, proponiendo una agenda orientada al mercado, la inversión privada y la transparencia en la gestión pública. El discurso contra la corrupción y los privilegios se consolida como uno de los pilares de Milei para sostener el respaldo popular.
La consolidación de una nueva generación de candidatos que no provengan de “la casta” será clave en las próximas elecciones. En este contexto, figuras como Patricia Bullrich pueden aportar liderazgo, orden y estructura al proyecto libertario, atrayendo a votantes desencantados del PRO.
Conclusión: pasar de la cultura a la acción política
El gobierno de Javier Milei enfrenta el desafío de convertir su potencia discursiva y simbólica en logros concretos. Para ello, necesita victorias legislativas en las próximas elecciones ,que le permitan avanzar con su plan de reformas y consolidar un nuevo paradigma político en Argentina.
La batalla cultural ya está en marcha, pero solo con mayorías parlamentarias y acuerdos estratégicos podrá traducirse en una transformación real del Estado. La clave será combinar convicción ideológica, eficacia en la gestión y capacidad de negociación para que el cambio no quede atrapado en el plano simbólico, sino que se traduzca en resultados palpables para la sociedad.