Agustín Laje, politólogo argentino y una de las figuras más influyentes de la Nueva Derecha hispanoamericana, ha consolidado una obra con fuerte impacto cultural e ideológico. Con títulos como El libro negro de la Nueva Izquierda (2016), La batalla cultural (2022), y Generación idiota (2023), ha captado la atención de millones de lectores en América Latina y España. Su más reciente libro, Globalismo (2024), publicado por HarperCollins, plantea una tesis clara y ambiciosa: el globalismo es una ideología totalizante que amenaza la soberanía de las naciones, promovida por organismos como la ONU, el Foro Económico Mundial (WEF), y financiada por élites con poder supranacional como George Soros, Bill Gates o los Rockefeller.
A lo largo del texto, Laje desarrolla su análisis con herramientas filosóficas, históricas y políticas. Su aproximación no es solo crítica, sino también estructurada y profundamente argumentada. Sitúa el fenómeno globalista dentro de una larga tradición de proyectos de ingeniería social, desde el despotismo ilustrado hasta los totalitarismos del siglo XX, pasando por la reconfiguración cultural posmoderna.
Coincidencias con el Discurso Temprano de Alex Jones
Aunque el tratamiento de Laje es profundamente académico, no deja de ser interesante notar que muchas de las ideas centrales que plantea Globalismo ya habían sido esbozadas, décadas antes, por comunicadores como el estadounidense Alex Jones. Desde finales de los años 90, Jones ha advertido —especialmente desde su plataforma InfoWars— sobre un presunto plan de élites globales para instaurar un Nuevo Orden Mundial. Aun sin el rigor teórico de Laje, el discurso de Jones apuntaba en direcciones similares:
- Crítica a la pérdida de soberanía nacional ante organismos globales.
- Denuncia de agendas supranacionales que condicionan políticas internas.
- Rechazo a la uniformización cultural bajo lógicas ideológicas progresistas.
- Sospecha sobre el uso de tecnologías de control poblacional.
Estas coincidencias temáticas no implican necesariamente una filiación directa entre ambos autores, pero sí ilustran cómo ciertas preocupaciones emergieron tempranamente en el ámbito anglosajón y hoy resurgen con nueva fuerza —y nuevos enfoques— en el mundo hispanoamericano.
Diferencias de Estilo y Fundamento
Donde Alex Jones solía emplear un lenguaje de alto voltaje emocional, cargado de advertencias urgentes y en ocasiones especulativas, Laje apuesta por un tono sereno, racional, argumentativo. Su obra está orientada a un lector crítico, dispuesto a examinar documentos oficiales, discursos de organismos internacionales, y marcos filosóficos desde Platón hasta Marcuse.
Además, Laje ofrece un enfoque geopolítico adaptado al contexto latinoamericano, con referencias a figuras como Javier Milei, Andrés Manuel López Obrador, e incluso al Papa Francisco. Esta localización del debate, ausente en el discurso de Jones, dota al texto de una actualidad y pertinencia concretas para el público hispanohablante.
Una Evolución del Pensamiento Anti-Globalista
Lo que Laje logra en Globalismo es darle cuerpo doctrinal a lo que durante años fue, en muchos casos, intuición o denuncia popular. Más allá de estilos o personalidades, existe una continuidad entre quienes, desde diversas trincheras, han intentado poner en evidencia estructuras de poder opacas y transnacionales. Laje, con precisión conceptual y una pluma afinada, transforma ese impulso en una propuesta intelectual y política.
Reconocer que algunos de los elementos centrales del discurso anti-globalista ya circulaban desde hace décadas no minimiza el aporte de Laje. Al contrario, resalta su capacidad para recoger una corriente difusa, depurarla de excesos retóricos, y proyectarla con seriedad, evidencia y visión estratégica.
Una Convergencia de Miradas, No de Méritos
En definitiva, tanto Alex Jones como Agustín Laje forman parte —desde registros muy distintos— de un mismo fenómeno: la reacción contemporánea ante los procesos de integración supranacional y transformación cultural acelerada. Jones lo hizo desde el activismo mediático en EE.UU.; Laje lo hace desde el pensamiento crítico latinoamericano, con una propuesta cultural, intelectual y política articulada.
Globalismo no solo continúa esa conversación: la eleva. Le da forma, contexto, profundidad. Y al hacerlo, demuestra que las ideas pueden recorrer muchos caminos antes de madurar en una obra que aspira no solo a denunciar, sino a proponer. Es ahí donde Laje se distingue.