Introducción
“Los medios masivos de comunicación han dejado de existir”, afirmó Mario Pergolini al analizar la transformación del consumo de información en la sociedad actual. Aquella época donde 30 puntos de rating definían la agenda pública quedó atrás. La televisión y la radio han perdido su centralidad como canales masivos. Esta transformación, ya en marcha, se aceleró con la llegada de Javier Milei a la presidencia de Argentina, quien consolidó un nuevo paradigma comunicacional centrado en redes sociales y sin intermediación periodística.
Durante su campaña y posterior gestión, Milei ha priorizado la comunicación directa a través de plataformas digitales, minimizando el rol de los medios tradicionales. En este nuevo escenario, el presidente marca agenda con publicaciones en X (ex Twitter), mientras los canales tradicionales reaccionan con análisis, sin ser ya los generadores primarios del discurso público.
El fin de la pauta oficial: una ruptura histórica con la prensa
En diciembre de 2023, Javier Milei anunció una decisión inédita: suspender la pauta publicitaria oficial por un año, medida extendida hasta fines de 2025 mediante el Decreto 89/2023. Esta política afectó principalmente a la Administración Central, con excepciones para campañas obligatorias por ley o emergencias sanitarias.
Según datos de Chequeado, hasta septiembre de 2024 el gasto en publicidad oficial fue apenas el 1,2 % de lo ejecutado en 2023, lo que marcó una fuerte ruptura con la práctica histórica de financiar medios desde el Estado. Si bien especialistas y sindicatos como SiPreBA advirtieron sobre el impacto negativo en la sustentabilidad de medios pequeños, el Gobierno sostiene que la medida busca eliminar el clientelismo mediático y fomentar un ecosistema informativo libre y autosustentable.
Desde el oficialismo, el vocero presidencial Manuel Adorni defendió la política como parte de una estrategia de transparencia y eficiencia estatal, recortando lo que definió como “gastos superfluos en propaganda oficial”.
Frente a un país con más del 50 % de su población bajo la línea de pobreza, y con servicios públicos colapsados, Milei sostiene que el financiamiento de medios no debe ser una prioridad. Además, en la era de Internet, los medios digitales e independientes compiten en igualdad de condiciones sin depender de fondos estatales.
Javier Milei y el periodismo en 2024: tensión y confrontación directa
Durante el 2024, la relación entre Javier Milei y el periodismo argentino se caracterizó por altos niveles de confrontación. El presidente ha sido protagonista de ataques verbales hacia periodistas, acusándolos de mentir, operar políticamente y manipular la opinión pública.
En noviembre de 2024, Milei publicó en X: “Les llegó la hora de competir honestamente”, calificando a varios comunicadores como “torturadores seriales”. A diferencia de otros presidentes, Milei no delega la vocería en funcionarios, sino que él mismo genera contenido, responde a críticas y posiciona temas directamente desde sus redes.
Caso Longobardi: el símbolo del periodismo tradicional en crisis
Marcelo Longobardi, reconocido periodista de larga trayectoria, es un ejemplo de cómo el periodismo tradicional ha entrado en crisis frente a los nuevos modos de comunicación. Luego de un breve paso por CNN, regresó a Radio Rivadavia en el último año del gobierno de Alberto Fernández. Allí mostró una postura crítica moderada, con cierta simpatía hacia Sergio Massa durante la campaña electoral.
Sin embargo, tras la asunción de Milei, su tono se volvió abiertamente agresivo, calificando al presidente como “lunático extraviado”. La respuesta de Milei no se hizo esperar: en X lo llamó “dinosaurio, idiota, ensobrado y chanta”. Longobardi analizó realizar una denuncia por difamación y denunció presiones desde el Gobierno para abandonar su espacio en la emisora.
También afirmó la existencia de un “ejército de trolls” financiado por el oficialismo, aunque en el actual contexto digital, las críticas —genuinas o no— se viralizan desde múltiples espacios, sin necesidad de coordinación estatal.
Redes sociales: el canal principal del Gobierno de Milei
El presidente Javier Milei ha consolidado una estrategia de comunicación digital directa, basada en el uso intensivo de redes sociales como X, Instagram y Facebook. Su frase insignia “¡Viva la libertad, carajo!” se volvió viral, especialmente entre los jóvenes y los sectores desencantados con la política tradicional.
Milei utiliza sus perfiles oficiales no solo para anunciar medidas, sino también para defender a sus funcionarios. Un ejemplo fue el respaldo a Santiago Caputo luego de un incidente con un fotógrafo, criticando abiertamente a la prensa desde sus redes.
Este modelo comunicacional refuerza la idea de una presidencia sin intermediarios, donde el mensaje oficial se emite sin filtros ni repreguntas, y se replica de manera masiva por sus seguidores.
Fake news y tensión con el periodismo: el caso del Papa Francisco
La muerte del Papa Francisco fue un nuevo punto de conflicto entre el Gobierno y el periodismo argentino. Diversos comunicadores difundieron información falsa sobre la participación del Ejecutivo en los actos fúnebres.
Luis Novaresio afirmó que el Estado no ayudó a la familia del pontífice con los pasajes, información desmentida por Nahuel Sotelo, de la Secretaría de Culto. Jorge Rial, sin pruebas, aseguró que las esposas de los ministros Adorni y Franco integrarían la comitiva oficial, lo que también fue desmentido. Por su parte, Diego Brancatelli afirmó erróneamente que el presidente había llegado tarde al funeral, información corregida por el arzobispo Jorge García Cuerva.
Estos episodios reflejan la pérdida de credibilidad de ciertos sectores de la prensa tradicional, que recurren al sensacionalismo sin corroboración de fuentes. En contraste, muchos usuarios en redes sociales desmienten en tiempo real, reforzando la idea de una información más democrática y descentralizada.
Conclusión
El periodismo argentino en la era de Javier Milei atraviesa una transformación profunda. El fin de la pauta oficial, el ascenso de las redes sociales como principal canal de comunicación política, y el debilitamiento de los medios tradicionales configuran un nuevo ecosistema informativo. En este contexto, los periodistas deben adaptarse a nuevas reglas de juego, mientras el Gobierno refuerza un modelo donde el contacto con la ciudadanía es directo y sin intermediarios.
El desafío actual no es solo de Milei, sino del periodismo argentino en su conjunto, que debe reconstruir su credibilidad, repensar su modelo de financiamiento y recuperar el rol de mediador confiable en la era digital.