Introducción
La pregunta sobre si Javier Milei ha puesto fin al peronismo parece tener una única respuesta: el peronismo tal como lo conocíamos ha llegado a su fin. En su lugar, se está transformando en un partido provincial e incluso vecinal, anclado en un pasado cuyas prácticas ya no tienen cabida en la nueva Argentina.
El declive del peronismo
El peronismo, que alguna vez fue un actor político capaz de hacer temblar a gobiernos ajenos a su ideología, hoy se encuentra relegado a un mero recuerdo. Cristina Fernández de Kirchner, su líder histórica, parece no aceptar que su tiempo ha concluido, sin lograr que su hijo biológico o político disponga de las capacidades necesarias para continuar su legado.
Una clara evidencia de este declive es el reciente paro nacional, que mostró que el peronismo solo representa sus propios intereses. Los gremios afines no se han adherido, lo que ha hecho que, salvo por algunos cortes, el día transcurriera como uno normal. Las movilizaciones organizadas han perdido relevancia, y el partido peronista ya no puede utilizar al Estado argentino como un instrumento para aglutinar masas.
La falta de agenda de Cristina Fernández de Kirchner
Las agendas políticas dentro del peronismo nunca habían sido tan disímiles. Sin embargo, hoy parecen servir para justificar la amnesia de Cristina Fernández de Kirchner. Durante el periodo de 2019 a 2023, la exvicepresidenta se centró en cerrar las causas que la involucraron a ella y a su familia, mientras promovía a sus hijos, Máximo Kirchner y Axel Kicillof, como posibles sucesores de su legado político.
Alberto Fernández, a pesar de contar con habilidades para la negociación y la gestión de un Estado del siglo XX, no logró adaptarse a las exigencias de un liderazgo en el siglo XXI. Los escándalos que salieron a la luz evidencian un funcionario más preocupado por el hedonismo que por la gestión pública. Esta falta de atención a la realidad se ha visto reflejada en datos alarmantes sobre los niveles de pobreza e indigencia, mientras la discusión política se centraba en el traslado de tres jueces federales.
Máximo Kirchner: el Churchill que no fue
A pesar de los intentos de algunos medios de comunicación afines al peronismo por construir la imagen de un estadista dialoguista en Máximo Kirchner, la realidad ha desmentido estas aspiraciones. Su ascenso se debe más a la herencia de su apellido que a méritos propios, limitándose a ser un portavoz de su madre y evitando enfrentar situaciones desfavorables, como ocurrió en el Congreso. Solo reaccionando de forma violenta contra Martin Menem.
Reacción de CFK al fin del cepo
La decisión de Javier Milei de levantar el cepo cambiario ha puesto nuevamente al peronismo en la cuerda floja. Ya no son las megacausas de corrupción las que lo amenazan, sino un simple tuit de Cristina Fernández de Kirchner, que refleja el ocaso de su liderazgo. Sus extensos textos, reminiscentes de sus antiguas cadenas nacionales, ahora llegan a un público cada vez más reducido.
Su reacción ante los anuncios del Gobierno, acusando a Milei de una devaluación del 30%, ignora el hecho de que durante su gestión (2019-2023) la devaluación alcanzó el 487.3%. Esto evidencia una notable falta de autocrítica y una desconexión de la realidad que vive la población de la Argentina.
La calle como espacio de todos y no del peronismo
La eliminación de intermediarios que coaccionaban a los beneficiarios de ayudas sociales parece ser cosa del pasado. Las denuncias de víctimas de esta metodología han aumentado, y el respaldo político de Javier Milei a Patricia Bullrich, quien ha aplicado la ley, en las calles , liberando a la población del yugo de los piqueteros.
El partido peronista, que se autodenomina defensor de la justicia social, ha llevado a Argentina a tener el 50% de su población en la línea de pobreza, demostrando que su discurso redistributivo ha fracasado. Y ha sumido al retraso a toda su economía.
La falta de discurso y la construcción de referentes
El peronismo enfrenta un claro fracaso en la originalidad de su discurso. La retórica actual sugiere que, si no gobierna, cualquier crítica proviene de una dictadura. Este cambio de narrativa, que pasó de “Macri, vos sos la dictadura” a “Milei”, evidencia una falta de coherencia.
Los referentes como Máximo Kirchner o Juan Monteverde en Santa Fe, que nunca han trabajado fuera de la militancia partidaria, representan una casta privilegiada desconectada de las realidades del mercado laboral y la cotidianidad Esta situación dificulta la construcción de una verdadera empatía, convirtiendo sus relatos en meras narrativas diseñadas para el contexto electoral.
Conclusión
El futuro del peronismo, está bajo la sombra de Javier Milei. Lo que alguna vez fue un movimiento poderoso se ha convertido en un eco de su propia historia, culpable de muchas nefasta realidades políticas y sociales de la Argentina. La falta de liderazgo, la desconexión con la ciudadanía y el fracaso en la construcción de un discurso relevante son síntomas de un partido que, si no se reinventa, podría quedar relegado a un lugar marginal en la política argentina. La pregunta que queda es si el peronismo podrá encontrar un camino hacia la renovación o si, por el contrario, se convertirá en un vestigio de un pasado que ya no resuena con las demandas de la sociedad actual.