En la reciente conferencia “China y las Américas” en Buenos Aires, Joseph M. Humire, director de Secure Free Society, presentó una visión detallada sobre la evolución de la política exterior de Estados Unidos, particularmente bajo la administración de Donald Trump. Su análisis abordó la competencia estratégica con China, el rol de la soberanía nacional y la necesidad de reformular las relaciones multilaterales en el siglo XXI.
El regreso a la soberanía nacional
Humire destacó cómo la administración Trump se apartó de enfoques tradicionales en política exterior para adoptar una visión pragmática centrada en la soberanía nacional. Según explicó, sin soberanía, ni la democracia ni los derechos humanos pueden sostenerse. Este principio, plasmado en la Carta Fundacional de las Naciones Unidas, ha sido progresivamente debilitado por organismos internacionales que priorizan “valores universales” sobre los intereses de los Estados nación.
Multilateralismo y la trampa del “free rider”
El ponente señaló que el sistema multilateral actual, diseñado después de la Segunda Guerra Mundial, ha perdido su propósito original. En lugar de servir como una herramienta de cooperación entre Estados, se ha convertido en un fin en sí mismo, generando un problema de incentivos conocido como el “free rider problem”. En este contexto, Estados Unidos ha sido históricamente el principal contribuyente financiero y político de estas instituciones, mientras que muchos países se benefician sin asumir costos proporcionales.
Reciprocidad con China: un enfoque más firme
Uno de los temas centrales del discurso de Humire fue la asimetría en la relación entre Estados Unidos y China. Explicó cómo, durante décadas, Washington permitió el acceso del gigante asiático a mercados de capital, tecnología e infraestructura estadounidense sin recibir condiciones recíprocas. Como ejemplo, mencionó el caso de TikTok: mientras China promueve su uso global, restringe el acceso a plataformas estadounidenses como Google y Facebook en su territorio.
Esta falta de equilibrio llevó a la administración Trump a replantear la relación bilateral, estableciendo criterios de reciprocidad. En este marco, cualquier país que busque acceso al mercado estadounidense debe ofrecer condiciones similares a Estados Unidos en su territorio.
La transformación de la competencia estratégica global
Otro aspecto clave del discurso fue la evolución del concepto de “competencia entre grandes potencias”. Humire recordó que en 2017, el gobierno de Trump incluyó este término en su Estrategia de Seguridad Nacional, reflejando la creciente rivalidad con China y Rusia. Sin embargo, el término ha sido eliminado recientemente del lenguaje del Pentágono, no porque la competencia haya desaparecido, sino porque ha evolucionado.
China, según Humire, ha cambiado su estrategia de proyección de poder. Dado que enfrenta problemas económicos, demográficos y políticos internos, Beijing ha optado por consolidar su influencia a través de la supresión de economías extranjeras en lugar de fortalecer la suya propia. Un claro ejemplo fue el impacto de la pandemia de COVID-19, que debilitó significativamente las economías de América Latina, facilitando la expansión de la influencia china en la región.
América Latina como prioridad estratégica para EE.UU.
Uno de los puntos más relevantes del discurso fue la creciente importancia del Hemisferio Occidental en la estrategia de seguridad de Estados Unidos. Humire sugirió que la administración Trump está redibujando su mapa geopolítico, considerando regiones como el Canal de Panamá, Groenlandia y el Golfo de México como áreas de interés prioritario. Esto representa un cambio significativo respecto a décadas anteriores, donde América Latina no figuraba como una prioridad en la política exterior estadounidense.
El análisis de Joseph M. Humire en Buenos Aires dejó en claro que la política exterior de Estados Unidos está en un proceso de transformación profunda. El énfasis en la soberanía nacional, la reciprocidad en relaciones comerciales y la redefinición de prioridades estratégicas sugieren un cambio estructural en la manera en que Washington enfrentará los desafíos globales en los próximos años. En este contexto, América Latina juega un papel crucial, ya sea como socio estratégico de Estados Unidos o como un campo de disputa con China por la influencia en la región.